PROYECTO FUEGO

Tengo que agradecer a esta novela, la cuál verá la luz a finales de este año, el haberme trasportado a otros mundos lejos del maldito confinamiento que todos sufrimos el año pasado. Una situación que bien podría brotar de cualquier novela de temática posapocalíptica, y que a todos ha afectado de una forma u otra. Yo, por suerte, me desvanecí de este mundo, del piso donde permanecía mi cuerpo encerrado, volando mi mente y espíritu lejos, muy lejos de todo cuanto caía sobre la humanidad.

Quizá el mundo esté enfadado con nosotr@s por cómo lo tratamos. O quizá hayamos sido nosotr@s mismo quienes hayamos creado los males que nos afligen. No seré yo quien se decante por un lado u otro de una balanza de la que no conozco ni un resquicio de la auténtica verdad. Pero lo que sí puedo hacer es perderme en otros mundos y decidir ser feliz a mi manera. Y si una de esas maneras es vivir aventuras imaginarias apartado de una realidad que a veces no me agrada en absoluto, no puedo decir que no a ese niño interior que me lo pide, que me lo ruega a gritos.

Gracias al PROYECTO FUEGO aquellos días que podrían haber sido un infierno, fueron toda una aventura que me ayudó a sobrellevar por completo aquella total falta de libertad. La mente es la herramienta más poderosa que poseemos. Y cuando pude ver cómo los animales tomaban las calles mientras todos permanecíamos encerrados, me lamenté de que la humanidad no le de uso para salvar todo cuanto está destruyendo como colectivo. Creemos que somos dioses. Y ya fuésemos uno capaz de forjar espadas que escupan mareas de fuego, caeremos víctimas tarde o temprano de nuestras propias ambiciones, miedos y necedades.

Como ya le sucedió a cierta deidad…

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