ABRIR LOS OJOS, NAVEGAR EN LA MENTE

Por muy loco que parezca, en un principio mi idea era escribir un diario de todo cuanto viera y visitara en mis viajes cuando decidí dejarlo todo y vivir aún más el presente (como es el caso de los Picos de Europa, representados en la fotografía). Marina me animó a hacerlo, y yo, que ya he estado por esa labor desde que me conozco, no puse muchas objeciones a dejar el trabajo y vivir una nueva vida. Visitar los rincones de mi país, y terminar viviendo, por qué no, en una de sus maravillosas Islas Baleares.

Como ya he dicho, mi principal idea era escribir un diario, pues siempre tuve miedo a olvidar. Y no os equivoquéis; sigo teniéndolo. Hace ya muchos años tuve que cuidar de mi abuela, una de las mejores personas con las que me he cruzado en la vida, y que por cierto sentido del humor de este mundo que aún no comprendo, fue castigada con el maldito alzheimer por delitos que nunca cometió. Y conocer de primera mano lo que es el olvido… literal y cruel hasta lo impensable, me dejó tocado de por vida. Y, de ahí, lo de escribir ese dichoso diario. Para no olvidar, de alguna forma, lo que en otro tiempo fue mi presente.

Pero, entonces, mi imaginación fue la que entró en juego. Pintando de colores y fantasía cada rincón, cada ciudad o catedral que se cruzaba en mi camino.

Y de ahí, junto a mis rencores con la injusticia del mundo, (y otros muchos ingredientes) nació El Samurái Maldito. Una historia que floreció en mi cabeza, y que se ha convertido en estos últimos años en mi ikigai. Un diario, que iba a ser sobre mi vida, y que finalmente será el de otras muchas de un mundo rebosante de fantasía.

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