CURIOSIDADES

Las curiosidades, las cosas pequeñas, siempre han sido las que más han llamado mi atención a lo largo de mi vida. Saber de donde proviene esto, o porqué aquello es como es, o cómo algo descomunal nace de algo tan ínfimo como es la misma arena. El musgo en la ranura entre las piedras, una semilla que se alza como un portentoso roble con el paso del tiempo…

Igual esta analogía queda un tanto distante de lo que quiero expresar, pero, a mi parecer, yo no lo veo así. Pues mi intención aquí es demostrar cómo una simple idea, cómo un simple destello en la mente al ver u oír algo, al rebullir con una sola sensación o sentimiento, se crea una serie de eslabones que terminan desencadenando una historia en la mente que, al plasmarla junto a otras sobre el papel, es capaz de formar parte de algo grandioso como puede ser una novela escrita.

Y aquí es donde detengo el carro. Donde os cuento esos pequeños retazos de mi mente que, tan simples como un pensamiento, terminaron por formar parte de mis escritos.

Lo sé. Es lo normal. La gente escribe según sus vivencias. O sino, ¿cómo diablos iban a poder hacerlo?

Yo tan solo quiero mostrar esos pequeños destellos que me inspiraron en determinadas ocasiones. Cuando decidí dejar el mundo laboral común donde el tiempo, lo cual a mi parecer es lo único que importa, se esfumaba entre las horas que estaba al servicio de una empresa cualquiera, y tomé la decisión de plasmarlos sobre el papel. Destellos que, junto a los ya acumulados durante años, fueron llamando a las puertas de mi mente animándome a embarcarme en este sueño que es satisfacer a mi niño interior con una historia. Una de esas historias que habría querido leer, y que alguna que otra vez, en ciertas novelas, ha conseguido encontrar.

Uno puede pensar que hace falta ir a lugares como las cataratas del Niágara, o la isla de Yakushima para inspirarse en lugares de ensueño. Pero lejos de todo eso, estaréis de acuerdo conmigo en que una pequeña aldea, al norte de Asturias, por ejemplo, o caminar por un simple sendero bajo el resguardo del verde más intenso, puede hacerte volar la imaginación hasta lugares insospechados.

Y como ya dije, es aquí donde encontraréis respuesta a cómo llegué a imaginar los lugares que se reflejan en mis novelas, junto a otras curiosidades.

Como es el caso de esta hermosa Plaza del Grano, en la ciudad de León. España. Donde caminar por ese empedrado hizo que mi cabeza explotara en sensaciones placenteras. Un lugar precioso, donde no pude evitar imaginar cómo sería un día en plena Edad Media.

Aaron tenía que pisar aquella plaza, tenía que estar bajo aquellos dos grandiosos árboles que la adornan. Y yo tenía que hacerlo real, ya fuese sobre el papel. Y así lo hice en el primer capítulo, “La llegada”.

Buena lectura tod@s.

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