SUPERARSE, NO COMPETIR

Competir para ser mejor que el resto…

Otro gran error que nos inculcan desde que tan solo somos bebés, puras esponjas que absorben más de lo que un adulto puede llegar a comprender. Mira cómo habla antes que su prim@. Mira cómo anda antes que su vecin@. Sé tan buen@ como tu herman@. Marca más goles que tus amig@s… Y todo esto nos lleva irremediablemente a la comparación. A compararnos con los demás. Y casi se podría decir que lo hacemos involuntariamente. Competir en el colegio por ser quien mejor nota saca, quien más corre, quien más puntos gana.

Y de ahí pasamos al gran mundo laboral… Donde los miedos a ser inferior unido al poder de ser adult@ casi puede dar hasta miedo.

Y es que, querer estar por encima de los demás, no solo afecta a las personas con las cuales nos vamos cruzando en la vida, sino también al resto del mundo, el cuál parece que termina careciendo de valor por no tener voz ni voto para protestar o defenderse. Y, por supuesto, a nosotr@s mis@s, que nunca llenaremos ese vacío, pues siempre, y cuando digo siempre es siempre, habrá alguien “mejor” que nosot@s. De ahí que los grandes empresarios, según opino yo, aún sigan necesitando más, ya sea a costa de arrasar bosques, derretir los polos, matar a diario y a sangre fría animales inocentes.

Y aquí es cuando llego a esta pregunta que en su día me hizo volar la cabeza: ¿Mejor? ¿Mejor para quién, si cada un@ tenemos nuestros gustos? Cada un@ desarrollamos (por suerte) gustos muy distintos a medida que crecemos. No somos máquinas (por mucho que el sistema se esfuerce en convertirnos en ellas) que observan un punto fijo sin apartar la mirada. A algun@s nos llama la atención determinado color, o colores, o formas, y siempre, apartaremos la vista para hacer caso a nuestros gustos. Y entre toda esa paleta de preferencias, por fortuna, siempre seremos aceptados por alguien. Por eso, ¿por qué compararnos? ¿Por qué competir? Yo, prefiero ser feliz con lo que me toca, por muy poco que sea, pues al no compararme con l@s demás, no necesito tener mucho para serlo.

Como suelo decir, esta es mi humilde opinión. Y puesto que, a pesar de que a veces es difícil desterrar ese maldito pensamiento que otros han forjado en nosotr@s desde pequeños, siempre cierro los ojos, respiro hondo, y soy consciente de que no tiene sentido el compararme con nadie. Ni siquiera cuando escribo. Que, al único a quien tengo que superar en la vida, si es que tengo que hacerlo, es a mí mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *